
La radio era todo un mundo abierto a la imaginación y Mari Puri, de eso tenía pa echarle a los marranos.
Cuando cosía, cuando limpiaba el polvo o hacía cualquier faena doméstica, su mente y su sentío estaba en el mundo de la radio. Se conocía la letra de todas las canciones y tonadillas, desde las de Juanito Valderrama a las de Marifé, desde las de Bruno Lomas a las de Karina, pero lo que más le ponían eran las cancioncillas de José Luis y su guitarra o las baladas de Andrés Caparrós.

Yo soy aquel negrito
del África tropical,
que cultivando cantaba
la canción del Cola Cao.
Y como verán Ustedes,
les voy a relatar
las múltiples cualidades
de este producto sin par...

Podría decirse que la radio desempeñaba una misión más importante que la que hoy cumple la televisión. Y es que unía a la familia. La televisión obliga a dedicarle una atención casi total. Con la radio se podían hacer otras cosas a la vez, Mari Puri podía cocinar, planchar, lavar o coser y además permitía compartir el calorcito del brasero de picón en la mesa camilla, con toda su familia. Allí la abuela, el tito Teodoro, solterón que vivía en casa y los demás reunidos, escuchaban y comentaban lo que oían.

La radio era la ventana al mundo que Mari Puri tenía, el escape de la rutina, el balcón de los sentimientos.
Mari Puri, que estuvo cosiendo en lo de la maestra Dolores recuerda a todas las nenas, ella incluida, llorando mientras cosían y escuchando los desamores de "Lo que no muere", de Guillermo Sautier Casaseca, o los consejos que se daban en el Consultorio de doña Elena Francis.
Si le quitabas la radio a Mari Puri la matabas, ahí encontraba la alegría de las canciones que cantaba voz en grito mientra fregaba y a la par que la tonadillera de turno, se meaba de risa con las tonturas de Gila o el Zorro y lloraba a moco tendido con las desgracias amorosas de la protagonista del serial de las tardes, que entre otras cosas hablaban correcto castellano y no el dichoso argot sudamericano al que nos acostumbran los culebrones televisivos de sobremesa y que son mofa, “...¡ole que precios!”, de los anuncios de SuperSol.
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