Seguro
que la mayoría de los que se hayan decidido a leer este texto,
compartirán conmigo que en algunas ocasiones, personas cercanas, le
han recriminado tal o cual actitud en su forma de hacer o de
manifestarse en su propia vida.
Desde
luego que a mi me ha ocurrido y eso te deja, cuando menos, incómodo.
Lo primero que piensa uno es que esa persona no te acepta tal y como
eres, incluso le resultaría grato modificarte, anulando en ti
aquellas cosas que bajo su criterio son improcedentes.
No
ser aceptado con tus virtudes y defectos denota en primer lugar una
falta de amor bastante grande y después una falta de respeto
considerable, por parte de quien no asume tus criterios y forma de
actuar, además lleva consigo una gran prepotencia en esta persona.
Si su categoría es la de amigo más o menos cercano..., pues que
le den dos duros
y a otra cosa..., pero si su condición es la de persona de tu
entorno familiar (padres, hermanos, esposa o hijos) lo tienes crudo.
Todos
los seres humanos somos diferentes y nada malo hay en ser
extrovertido o en ser tímido e introvertido. Otros somos charlatanes
por demás, sinceros hasta el inconveniente de decir lo que nos
favorece o nos perjudica y otras personas callan y otorgan más de la
cuenta. Unos se manifiestan tal y como son, sin dobleces y otros
ocultan sus sentimientos hasta hacer creer a los demás que no los
tienen.
¿Y
unos son mejores o peores? Cada cual es como es y si bien te quieren
te aceptarán, sin intentar que modifiques tus actitudes, aunque no
las compartan contigo.
Lo
dicho, la falta de amor y la falta de respeto es lo que propicia esas
actitudes que cuando las percibimos nos hacen daño, ¿Porqué no te
respetan si tu has respetado siempre?¿Qué has hecho para no ser
querido, cuando tu si que quieres a esas personas? Estas preguntas
nos acosan y lo malo es que no encontramos respuestas..., porque
dejar de ser como hemos sido durante toda una vida..., ni hablar del
peluquín. A estas altura de la película, mal iría si vas a tener
que enjuiciarte en función de los caprichosos criterios de los
demás, por muy cercanos que sean esos
demás.
Todos
tenemos conciencia y consciencia y si ambas dos están tranquilas y
son correa de trasmisión de nuestras actitudes y sentimientos, a
otro perro con ese hueso,
ni caso. Lo que no debemos nunca es pagar con la misma moneda, pero
si que es muy recomendable aquello de “genio
y figura hasta la sepultura”
siempre que nadie haya logrado convencernos de que nuestra forma de
ser y nuestra personalidad es un asco.
No
debemos llevar la falta de egoísmo hasta el punto de no querernos,
por lo menos un poquito. El amor propio es bastante conveniente en
estos casos, pues …, si no nos queremos nosotros...
Además
tan mal no hacemos lo que hacemos y si la inmensa mayoría de los que
nos rodean nos aprecian y no ven que estemos actuando de forma
errónea ¿A santo de qué hemos de cambiar la forma de manifestarnos
ante los demás? Sé tú mismo, como has sido siempre, quiérete y
respétate como haces con los demás y haz oídos sordos a esas
actitudes recriminatorias que solo van enfocadas en anular tu
personalidad. Aquí no vale la cercanía de esas personas que no te
aceptan, la familia es la que es y has de aceptarla como te la has
ido encontrando, y los amigos los has elegido tú, pero ni unos ni
otros tienen ninguna autoridad para dejarte irreconocible ante las
personas que te aceptan y te respetan.
Esta
si que es una forma de rechazo hacia las personas, más dañina que
el propio racismo, que en si mismo encierra una gran dosis de
irracionalidad. Cuando eres diana de reproches por lo que haces o
dices usando tu propio albedrío, como debe de ser, entras en un
mundo de desasosiego y angustia que no te deja vivir..., a no ser que
te replantees la relación con esas personas.
Una persona muy cercana a mí, repetía con frecuencia aquello de “amigo o pariente que no me luce..., mala centella lo esmenuce”, eso vale para todos a los que no les gustas..., y no creáis que estaba muy equivocado.
Una persona muy cercana a mí, repetía con frecuencia aquello de “amigo o pariente que no me luce..., mala centella lo esmenuce”, eso vale para todos a los que no les gustas..., y no creáis que estaba muy equivocado.
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