07 enero, 2006
DIÁLOGOS EN EL ÚTERO(La parábola de los gemelos)
Dedicado a la memoria de mi amigo y compañero Nono.
Dos gemelos comparten un útero. Los dos duermen plácidamente. El sonido sincopado que llega a sus oídos los mantiene relajados y tranquilos.
Número Uno abre los ojos. La tenue y mortecina luz que llega del exterior le permite contemplar el rostro de Número Dos. En uno de sus vuelcos en el líquido amniótico ha quedado con una de sus mejillas pegada al hombro de Número Uno.
Hace ya un montón de tiempo que fueron concebidos, para ellos una eternidad. Se han criado juntos y se han visto crecer. Han compartido la existencia en el Útero. Toda una vida. Número Uno se asombra de lo grande que es Número Dos. A ese paso, pronto no cabrán en el útero y tendrán que salir. El Alumbramiento no puede tardar. En el líquido que le rodea y que también baña a Número Dos, hay demasiadas partículas en suspensión y su sabor dulzón empieza a tornarse cada vez más amargo.
Número Dos está tranquilo. Nada que ver con el desasosiego y temor que mostraba en su anterior discusión con Número Uno.
Dos.- Aquí no cabemos y el alimento que me llega por el cordón umbilical es cada vez menor.
Uno.- Cálmate, ya verás como MADRE proveerá, ella que ha cuidado siempre de nosotros no nos abandonará.
Dos.- Si es que existe MADRE, porque nunca la hemos visto.
Uno.- Tiene que existir, seguro, ¿Cómo si no se explicaría nuestra existencia?. Existe y nos quiere. Seguro que es su propio alimento el que comparte con nosotros.
Dos.- O no, quien te dice a ti que nuestra existencia no es fruto de una circunstancia natural y que es la propia naturaleza la que nos ha mantenido vivos. Tu siempre me dices que al final de nuestra vida en el Útero, cuando llegue el Alumbramiento, abriremos los ojos a una nueva vida y tengo que decirte que lo veo bastante improbable. Nuestra vida actual es imposible fuera del líquido que nos rodea, si el líquido desaparece, desapareceremos con él.
Uno.- No, yo creo en MADRE, estoy convencido de su existencia y no se como, pero seguro que después del Alumbramiento abriremos los ojos a una nueva vida desconocida para nosotros. No recordaremos nada de nuestra vida anterior en el Útero y podremos sentirnos dichosos de la contemplación del rostro de la MADRE.
Dos.- ¡Que imaginación tienes!, seguro que antes de nosotros ha habido otros en este útero y que yo sepa no ha venido nadie del exterior a decirnos lo que hay fuera, ni a hablarnos de la existencia de la MADRE. Cuando llegue el Alumbramiento se acabó lo que se daba.
Número Uno recuerda la larga vida compartida con Número Dos en el Útero. Desde muy pequeñitos, cuando repararon el uno en el otro, compartieron juegos y confidencias, vivieron felices y despreocupados, nada les faltaba y todo era sosiego y tranquilidad. Bueno, a veces el ruido sincopado se volvía alterado y arrítmico, los ruidos del exterior se tornaban extraños y amenazadores, el alimento que llegaba por el cordón se hacía más escaso y eso les hacía sentir un pellizco de preocupación y temor, pero al cabo pasaba todo y tornaba la normalidad.
Número Uno piensa que ha tenido una buena vida que ha compartido con Número Dos y no teme al Alumbramiento, su fe en una nueva vida después del Útero le hace mantener la esperanza y minimiza la angustia vital por el sentido de su existencia. ¿Qué razón iba a tener la vida en el Útero? ¿Todo se va a acabar en el Alumbramiento? -Sería absurdo-.
Toda una existencia en el Útero para nada, para desaparecer sin más.- No puede ser -. Número Dos siempre ha dicho que nos hemos imaginado la existencia de MADRE, como única explicación lógica de nuestra existencia en el Útero. – No puede ser verdad -.
Últimamente son más frecuentes las discusiones entre los gemelos, y es que se acerca el día del Alumbramiento. La vida en el Útero acaba. Primero tendrá que abandonarlo uno y luego el otro.
Así, entre dudas y preguntas, sumidos en profunda angustia, transcurren los últimos días de los dos gemelos en el seno materno.
Por fin llegará el momento del Alumbramiento. Cuando los gemelos dejen su mundo, abrirán los ojos y lanzarán un grito. Lo que pueden llegar a ver y sentir superará sus más atrevidos sueños.
Tomado de Labensängste (Miedo existencial)-Lebensträume (Sueño de la vida). Krankenbrief (Carta de un enfermo) 1999/1, 3.
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