13 agosto, 2012

SENTIMIENTOS (2)


Generalmente entro asiduamente en Facebook para tomar contacto con los comentarios que dejan algunos amigos..., más amigas que amigos. Personas que en su día quisieron acercarse a mi y pedir mi amistad en ese medio. Ciertamente que me resulta ameno leer sus reflexiones, pequeñas noticias o curiosidades que colocan en mi página.
Pero lo que me llama poderosamente la atención es percatarme de la cantidad de personas que hay, heridas en su espíritu, cosa obvia por las reflexiones que ponen y por los mensajes que dejan.
O sea que no solo yo “tengo mi alma en mi almario”, el dolor, el desamor, la insatisfacción por un daño recibido, la congoja o la sensibilidad a flor de piel es patente en muchas de esas personas a las que desde aquí muestro mi fraternidad y consuelo.
Independientemente de la causa que les provoca, o mejor..., nos provoca, ese estado de ánimo, lo que nos une sobre todo es esa sensación agridulce que embarga nuestro espíritu, por la herida que tarda demasiado en cicatrizar.
Veo la inquietud que se apodera de la mayoría, la solidaridad que nos invade hacia los que observamos inmersos en un dolor, disimulado como Dios le da a entender a cada cual. También me percato de los deseos de ayudar que todos tienen..., para poder salir de la espiral de sufrimiento. Y también soy consciente del fracaso de esta ayuda que prestamos o que recibimos..., en la mayoría de los casos.
Cierto es que lo primero que hacemos para paliar nuestro deteriorado estado de ánimo es tomar una pose de “buen rollito”, de creernos que ya hemos encontrado nuestra paz o que “... pelillos a la mar”.
Pero todos sabemos que eso no es así. Cuando menos esperamos la melancolía vuelve a apoderarse de nuestro ánimo, y los sentimientos vuelven con su carga de desesperanza.
No sé en que medida puedo llegar al ánimo de tantas personas en busca de apoyo y consuelo, así es que procuraré explicar, por encima, las circunstancias que me han permitido mirar de nuevo a la vida cara a cara.
La solución a nuestro deteriorado estado de espíritu está dentro de nosotros mismos..., no os quepa la menor duda. Lo que pasa es que no somos conscientes de ello y por otro lado, difícilmente vamos a pulsar el resorte que nos permita saltar fuera de ese estado de desesperanza.
Alguien me dijo un día que cuando la vida nos da un portazo en las narices, no quedamos hipnotizados mirando la puerta que se nos ha cerrado. Sin percatarnos de que otra puerta se ha entreabierto justo al lado para tomar un nuevo camino.
No te empeñes en abrir la puerta que la vida te cerró, Aunque consiguieras abrirla, ya nada sería como antes, déjala como está, cerrada, y dirige tu mirada a la nueva puerta que se entreabrió al lado, si quieres seguir viviendo es la mejor opción, empújala y entra en una nueva vida, sin olvidarte de que has de llevarte en la mochila solo los buenos recuerdos y experiencias. Llena tu día a día de actividades, haz lo que te gusta, relaciónate con los demás y entrégate a pasar esa nueva vida lo mejor posible.
Lucha por lo que tiene posibilidad de arreglo, pero abandona completamente lo que es imposible de solucionar. Tu vida es lo más preciado que tienes, y cuando consigas volver a vivirla en plenitud, tu entorno de familia y amigos se percatarán de ello y te trasmitirán su satisfacción porque te han vuelto a recuperar. No es verdad que “too er mundo e´h güeno” pero hay una suficiente cantidad de “buena gente” que se sentirá bien compartiendo contigo la alegria de una amistad plena y sin condiciones.
Alguien, algún día, acaso hasta puedo ser yo, te ayudará a encontrar ese resorte o interruptor que te permita saltar fuera de ese estado de ánimo, que no mejora en la medida en que desearías. Yo encontré a esa persona amiga y puedo asegurar que me faltará vida para agradecérselo.
Lo importante es levantarte y dejar de estar tirado regodeándote en tu propio sufrimiento..., y si vuelves a caer..., arriba de nuevo..., lucha por tu vida mientras siga amaneciendo. Tu eres la persona que tienes más cerca de ti y como ya te he dicho..., quiérete, porque si no te quieres tú..., ya me dirás.

1 comentario:

conchiaguilera dijo...

Eduardo, muy bueno y positivo,ojala lo lean personas que lo necesiten, y les sirva de ayuda.
En esta foto que te has puesto ahora, estás mejor que en la otra.