03 diciembre, 2009

La segunda semana de Septiembre 2009 en Menorca.

Desde hace un tiempo ha aparecido en el mercado una opción para viajar a buen precio y con criterios de calidad. Se trata de viajes para mayores de cincuenta y cinco años y en mi caso ya he tenido varias experiencias, todas muy satisfactorias. Este viaje de una semana a Menorca es una de ellas y merece la pena. Una semana con todo incluido en el hotel Barceló-Hamilton y con los viajes de avión, salió por unos setecientos euros la pareja.


Nuestro hotel se encontraba en Es Castell la antigua población de Villacarlos, situada a la entrada del puerto de Mahón, muy bien comunicado con esta ciudad. y muy cerquita de Cales Fonts, antiguo muelle de pescadores, de preciosa estampa mediterránea, donde las terrazas de los bares y restaurantes junto con los puestos de artesanía, comparten un paisaje espectacular a la orilla del mar con algunas cuevas transformadas en tiendas y tabernas de pescadores.
Mi criterio, cuando visito algún sitio a donde me he desplazado con avión, es utilizar los medios públicos de transporte, así es que este medio es el que usamos para desplazamos por la isla.

La ciudad de Mahón es la típica ciudad mediterránea, llena de turistas todo el año y que en esta ocasión está llena de obras aprovechando el PlanE como en toda España. No trataré de hacer una descripción de monumentos, eso viene en cualquier guía turística, así es que me limitaré a describir mis sensaciones. A Mahón se llega en autobús hasta la estación de autobuses, de nombre "Cavallitos" y que se encuentra en la plaza de la Esplanada de la que sale la calle de las Moreres que nos lleva al centro. El bullicio es constante y sus cafeterías están siempre llenas, siendo la amabilidad de sus gentes lo primero de lo que nos damos cuenta. Al llegar a la parte más céntrica y antigua podemos contemplar como las calles caen en cuesta hacia el puerto en el que los barcos de pasajeros y mercancías se afanan en maniobras de atraque y salida. Una de las cosas que más me llamó la atención fue su mercado, que se encuentra ubicado en el claustro de su iglesia del Carmen, (que está abierta al culto pues es la más importante de la ciudad), siendo los sótanos de dicho claustro un supermercado. Justo al lado se encuentra un precioso mercado de pescados, con un patio central y lleno de puestos con una variedad envidiable.

Por doquier hay panaderías-pastelerías donde poder comprar desde hogazas a las renombradas ensaimadas. Otra de las delicatessen que tiene esta isla es la deliciosa sobreasada, que aunque es un poco cara no tiene ni punto de comparación con la que encontramos en la península.

Ciudadela, la otra ciudad importante se encuentra al oeste, en el otro extremo de la isla. Se tarda una media hora en autobús y nosotros la visitamos por la mañana. Es una bonita población, que conserva más edificios antiguos que Mahón, siendo el paseo por sus calles una gozada. Allí compré una abarcas menorquinas para mi nieto Mario y deambulamos por toda la ciudad hasta la hora del mediodía en que nos encaminamos hacia los restaurantes del puerto con la obsesión de comer pescado, cosa que hicimos. A destacar las sardinas asadas y la jibia a la plancha, exquisitas.
Alaior es la tercera ciudad en importancia y por estar situada tierra adentro tiene un menor bullicio turístico, pero no por eso es menos gratificante el paseo por sus calles. En esta ciudad me percaté de una sana costumbre de los menorquines a la hora de dar nombre a sus calles.

Estas se llaman como los vecinos las han nombrado desde siempre, paseo de las Moreras, calle de los Novios o calle del Arraval, lo máximo a lo que llegan es a darle el nombre de un santo como el carrer de San Roc, pero evitan darle el nombre de un político o de algún personaje actual. Cuando desean homenajear a alguna persona, debajo del rótulo con el nombre de la calle colocan una placa en la que dicen que esa calle se dedica a la memoria de tal o cual persona.

Otra visita a no perderse es el paseo en barco por el puerto, que según nos dijeron, es el segundo puerto natural más grande de Europa con cinco km de longitud. Tomamos el barquito en Cales Fonts y tardamos en darle la vuelta más de una hora, con una parada en Mahón. Entre otras curiosidades nos llamó la atención los impresionantes chalets con acceso directo al agua propiedad de artistas y "celebritos" de todo el mundo entre los que se encuentran Iñaki Gabilondo o Mercedes Milá.

También son interesantes las historias que la guía nos contó sobre las islas que se encuentran dentro del puerto, como la Isla de la Mola, unida a tierra, que forma parte de la base naval y es el punto más oriental de España. otra es la Isla del Rey que es por donde desembarcó el Rey Alfonso III de Aragón en su expedición de conquista, y finalmente, la Isla del Lazareto, sede de eventos científicos y congresos.

Por último e imprescindible es visitar la Cova d'en Xoroi, en Cala en Porter, a un cuarto de hora de Mahón y en la parte sur de la isla, se trata de una cueva en el acantilado, con muchas terrazas y balcones colgados sobre el mar. Las puestas de sol ahí, son impresionantes. Se visita durante el día y en la entrada lleva incluida una consumición. Por las noches se transforma en una discoteca que hace las delicias de los turistas que la visitan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es mi sueño, lo de jubilarme cuanto antes mejor y disfrutar de la vida, cuando aún se es joven y que trabajen esos que dicen que no saben hacer otra cosa.

Saludos,