08 mayo, 2011

La última hora de Amor

Son las siete y media de una calurosa tarde del último día del mes de marzo del dos mil once.
En la entrada de la U.C.I. del Hospital de Motril, nos afanamos unas cuantas personas, en colocarnos unos patucos de plástico y una bata de color verde para visitar a nuestros seres queridos que luchan por sobrevivir.
Entro lentamente en la estancia y busco a mi Carmen. En un espacio cercano a una ventana se encuentra la apar
atosa cama en la que yace dormitando levemente y con la respiración agitada.
Hace dos días que le quitaron los tubos del respirador y hoy han sustituido la mascarilla, que le aplastaba la nariz, por un tubito que le aporta oxígeno.
Toco suavemente su mano derecha y me abre los ojos, sus preciosos ojos, brillantes y hermosos.

Intenta decirme algo que me es imposible entender, los tubos del respirador le han debido hacer bastante daño en la garganta y la sonda nasogástrica no ayuda para que pueda hablar.
Consigo entender, a duras penas que me dice - No te vayas -

- No mi amor, no me voy, me quedo contigo todo el rato.

Le digo que no hable, que no se esfuerce, que si me ha de contestar que sí, que cierre los ojos y si me ha de decir que no, que los abra completamente.

- ¿Me quieres, mi vida? - y me cierra con fuerza los ojos.
Acaricio su mano hinchada, paso mis dedos por su mejilla arrebolada por un resto de fiebre y empiezo a hablarle de nuestro nieto, de cuando
lo tuvimos en casa a finales de Febrero, de su carita preciosa y de su sonrisa angelical.
Le digo que pronto se va a poner bien y que volveremos a casa, a nuestra salita en la que pasamos tantas horas juntos, viend
o esos programas de cocina que tanto le gustan.
Buscar
emos en internet esos lugares a los que viajar, llamaremos a los hoteles para concretar si hay habitación para cuando planifiquemos el viaje..., y ella me sonríe, con una risa preciosa y encantada.

- ¿Quieres que el próximo viaje sea al
mar? - y vuelve a cerrar los ojos con fuerza.
- ¿Sabes que he pensado? que nos vamos a ir a Almería, a la orilla de tu mar e iremos al mercado del pescado para que puedas hacer esos guisos tan ricos y por las tardes pasearemos por la orilla, junto a las olas, cogidos de la mano...
Que tienes que estrenar esa falda y esa chaqueta tan bonitas que te has hecho.
Sonríe e intenta hablar - No, no me digas nada, no te fuerces, ¿me entiendes lo que te digo? - y vuelve a cerrar los ojos con fuerza.

Beso su mano y acaricio su pelo desordenado.
Le hablo de nuestros hijos y se le ilumina el rostro. ¡Nuestros hijos!
el mayor tesoro que tenemos.
- Te acuerdas de la playa de las Canteras en Canarias, que Navidad más bonita con nuestros hijos ¿eh? - Vuelve a acentuar su sonrisa y me aprieta la mano. - Si claro, igual de bonita que
la de este año, que hemos estado con ellos en casa, el caso es estar juntos todos..., y con el pequeño Mario..., ¿Sabes qué? cuando te pasen a planta me traigo el ordenador y nos conectamos con ellos para ver al pequeñín...
-¡Que guapa estás!
- Me hace un gesto como diciendo..., si, claro, guapísima - De verdad que estas muy guapa y te quiero muchísimo Carmencica,
que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, que estás preciosa ¡leche! - Acentúa su sonrisa, esa risita preciosa, mientras vuelvo a acariciar sus mejillas.

Le hablo de Finisterre que tanta ilusión le hacía conocerlo, la playa de las Catedrales de Rib
adeo, la langosta que nos zampamos en Santiago, los paseos por la playa de Altea, el cabracho que nos comimos en la playa del Albir y la paella en la Pepica de la Malvarrosa, en Valencia... El rato pasa veloz, como si el tiempo no quisiese que siguiéramos juntos e inexorablemente recibo el anuncio de que he de abandonar el recinto, beso una y otra vez su mano y su frente y lentamente me alejo de su lado sin dejar de mirarla, mientra ella me hace un gesto de despedida con su mano hinchada.

A la salida y después de quitarme la bata verde, miro el reloj y son más de las ocho y media.

Al día siguiente otra peritonitis terrible la llevó de nuevo al quirófano y el día siete de Abril me dejó para siempre, después de haberme dado los cuarenta y cuatro años más felices de mi vida. Mujer maravillosa y preciosa, compañera ideal, buena y culta conversadora, fiel amiga, apasionada amante, madre amantísima y perfecta esposa..., si hubiese sido posible le habría dado la mitad de los días que me quedan por vivir para haberlos pasado con ella, juntos y de la mano, como me decía con gracia "Tú to pa mi y yo pa tí toa"

8 comentarios:

Alberto Granados dijo...

Emotivo y triste post. Aunque creo que no nos conocemos en realidad, permíteme enviarte un abrazo y mi modesto apoyo.

Alberto Granados

Ary García dijo...

Triste, sí, pero muy hermoso.
Eduardo, has debido de quererla mucho y debe ser muy agradable irse sabiendo que tu pareja te ha querido tanto durante tantos años.
Un abrazo

Felisa Moreno dijo...

Eduardo, me he emocionado leyendo tu texto, ¿quién no lo haría? Es hermoso, como tu esposa, como el amor que os profesabáis. Ella siempre estara viva en tu recuerdo. Sigue escribiéndole cosas bonitas.
Un abrazo.

Unknown dijo...

Te quiero tio!!!!

Anónimo dijo...

Un fuerte abrazo Eduardo.

Anónimo dijo...

Eduardo que bonito es quererse tanto la vida es mas facil y los problemas menores tu carmen siempre estara contigo con tus hijos y tu nieto.

Un abrazo de Antoñi.

lecturasitapi dijo...

La verdad q por mucho q se diga, no hay consuelo para quien pierde aquello q tanto ama, que tanto necesita, q es el centro de su vida,que no sabe q hacer para retenerla y q irremediablemente debe dejar marchar... No podemos imaginar el vacío q quedan los seres queridos q han formado parte de nuestra vida y q en realidad se llevan esa vida con tan injusta marcha. Tus horas de amor deben de haber sido inolvidable, por eso tienes a tu Carmen tan cerca de ti...el corazón se encarga de avivar y mantener horas y horas q aún están por venir y todas llenas de amor. Enhorabuena por tus recuerdos q tan vivos sabes mantener. Besos.

lecturasitapi dijo...

La verdad q por mucho q se diga, no hay consuelo para quien pierde aquello q tanto ama, que tanto necesita, q es el centro de su vida,que no sabe q hacer para retenerla y q irremediablemente debe dejar marchar... No podemos imaginar el vacío q quedan los seres queridos q han formado parte de nuestra vida y q en realidad se llevan esa vida con tan injusta marcha. Tus horas de amor deben de haber sido inolvidable, por eso tienes a tu Carmen tan cerca de ti...el corazón se encarga de avivar y mantener horas y horas q aún están por venir y todas llenas de amor. Enhorabuena por tus recuerdos q tan vivos sabes mantener. Besos.