21 agosto, 2009

¡Que guapa era mi madre!

Recuerdo ahora a un compañero de telefónica, que al enterarse de la muerte de mi padre y darme el pésame, me dijo que todavía me quedaba el consuelo de tener a mi madre. Él por desgracia, había perdido a sus padres y ya estaba "en primera fila".
Doce años me ha durado no estar "en primera fila", desde el miércoles pasado, diecinueve de Agosto de este año de 2009, ya estoy "en primera fila", como me decía "el Morenín".

Se me ha muerto mi madre y ya no la veré más. Estaba en una buena residencia privada de Alcázar de San Juan. Allí la han atendido y le han dado la calidad de vida que sus hijos no podíamos ni sabíamos darle. De hecho la llevamos a ese centro, porque se nos moría a chorros. Hace más de cuatro años ni nos conocía, el Alzheimer se iba cargando una a una las neuronas de su cabeza. Pudo con el cáncer de pecho, curó los huesos rotos de su frágil cuerpo, le pusieron prótesis en las dos caderas, superó una rotura de pelvis y por si eso fuese poco se le empezaron a desordenar los recuerdos y las ideas en su mente, confundía a su hijo Paco con su nieto Alberto, no sabíamos como hacerle entender que estaba en su casa y sufría por no reconocer su entorno ni a los suyos.
- Vámonos ya.
- ¿A dónde mamá?
- A mi casa.
- Pero si ésta es tu casa...
- Venga, déjate de tonterías y vámonos ya...
Ahora llevaba más de año y medio sin recaídas, había recuperado los recuerdos, nos conocía a todos y preguntaba por todo. Las imágenes de su juventud se empezaban a reordenar con las actuales en su torturada mente y mi hermana Estrella volvía a ser aquella Estrellita que ella tuvo en Cádiz y que durante un tiempo no sabía relacionar. El Alcaudete que existía en su cabeza volvía a tener imágenes y recuerdos más recientes, que se acoplaban a los de su juventud. Mi hermana iba todos los días a verla y de cuando en cuando, hojeaba con ella la revista Sierra Ahíllos. Al ver las fotos, reconocía a los que aparecían en sus páginas y hasta llamaba a las enfermeras para mostrarles, alguna de las imágenes que aparecen en mis colaboraciones, diciendo:
- Este es mi Eduardo.
Y sonreía, pícara y orgullosa, esperando la aprobación y admiración de ellas.
Ahora repaso y ordeno los recuerdos que me unen a mi madre y me hace feliz la imagen de su sonrisa, de su risa franca y alegre.
¡Que guapa era mi madre! Y no es porque yo lo diga..., que podéis preguntar a los que la conocieron. Guapa y buena, sencilla y humilde como ella sola, orgullosa de los suyos y capaz de renunciar a todo, por tal de evitarle un disgusto a cualquiera... ¡Que guapa era mi madre!
Ahora, me falta la certeza de poder verla y compartir con ella unas risas, me falta la alegría que trasmitía al estar a su lado, me falta, y ya para siempre. Me falta su vocecilla frágil, preguntándome por todo lo que en su mente la mantenía unida a Alcaudete. Se ha ido a pocos días de conocer a su primer biznieto..., unos van y otros vienen, es ley de vida, lo sé, pero..., me falta mi madre..., y eso..., me cuesta asumirlo y resignarme.

Alcaudete 21 de Agosto de 2009

1 comentario:

lecturasitapi dijo...

Aunque algo tarde, estoy recreándome en tus reflexiones qson de lujo...Calidad humana en estado puro. Yo, desde hace ocho meses también estoy en primera fila...es lo q tiene la vida,por una vez que estaríamos de vicio en el último puesto nos coloca en la parrilla de salida...Besos